El verano es una época del año en la que solemos descuidar nuestra alimentación. Nuestras rutinas y horarios cambian, salimos más, el calor nos altera la sensación de hambre y todo esto sumado a que mentalmente estamos cansados de obligaciones, nuestros hábitos adquiridos suelen perder importancia entre nuestras prioridades.
Para que este año el verano no sea sinónimo de comer mal, te vamos a dar unos consejos prácticos para que adaptes tu alimentación a tu verano.
¿Cómo adapto mi alimentación si cambia mi actividad física?
Uno de los aspectos que más se alteran en verano es nuestra actividad física. Para muchas personas las vacaciones significan relax absoluto y esto comporta pasar tumbado gran parte del día. En cambio, para otras, las vacaciones son una oportunidad para hacer muchas actividades al aire libre. ¿Cuál es tu caso?
Si tu actividad física disminuye de forma importante, también va a disminuir tu gasto energético y consecuentemente necesitarás ingerir menos energía. En esta situación te recomendamos que en tus platos principales predominen las verduras, añade un refrescante Gazpacho como primer plato, o un Plato de Verduras para acompañar tu carne o pescado. Y entre horas, si tienes hambre disfruta de las frutas que nos brinda esta época del año, que además calmarán tu sed. Y recuerda que, aunque no practiques deporte, es muy recomendable romper el sedentarismo con pequeños paseos que activen tu sistema cardiovascular.
Si por contrario, eres de las personas que no paran en verano, te gusta hacer excursiones largas, la bicicleta pasa a ser tu mayor acompañante, te da por nadar cada día o cualquier otra actividad, vas a necesitar un extra de energía.
Así que no olvides que los hidratos de carbono serán tu aliado diario y tendrán que formar parte de tus comidas principales. Las Ensaladas de Pasta o de Arroz, son una buena opción, ricas en nutrientes y energía. Otra opción si tienes más hambre es tomar un entrante ligero y de segundo un plato de pasta o arroz como por ejemplo unos Macarrones a la Boloñesa. Y en función del horario de tus actividades, un tentempié a media tarde y/o media mañana te ayudará a complementar.
¿Cómo adapto mi alimentación si estoy todo el día fuera?
Otra característica típica en estas fechas es organizar actividades que hacen que pasemos la mayoría del día fuera de casa, en la playa, el campo, la montaña o visitando nuevos lugares. Si te identificas con esta rutina, necesitas tener opciones que puedas llevar en la mochila. Pero es muy importante que tengas en cuenta ciertas medidas para evitar toxiinfecciones alimentarias:
- Atención a la temperatura: los microorganismos crecen rápidamente en temperaturas superiores a los 5ºC, así que, si vas a llevar comida consérvala en una nevera portátil que mantenga bien el frío, preferiblemente con acumuladores de frío y colócala a la sombra.
- Evita alimentos con huevo, especialmente si está crudo o poco cocido. Si no podemos asegurar una temperatura inferior a 5ºC durante todo el día, la tortilla y la mayonesa casera no serían buenas elecciones.
- Cuidado con las carnes y pescados. También son alimentos sensibles a las temperaturas. Nunca te los lleves si no han sido cocinados a más de 70ºc hasta el centro del alimento y consérvalos siempre en frío (por debajo de 5ºC).
- Nuestros aliados pueden ser las conservas (espárragos, pimientos…), las verduras frescas, las legumbres y las frutas. Y una buena alternativa son los Platos Listos Carretilla que, gracias a la tecnología utilizada en su elaboración, no necesitan frío para conservarse.
- Deshecha las sobras que hayan estado a temperatura ambiente.
- Guarda bien todos los alimentos en envases cerrados y separados los unos de los otros.
¿Cómo adapto mi alimentación si me paso el día de terraceo?
Sentarse en una terracita a disfrutar del fresco junto a un aperitivo o un refresco no tiene por qué significar siempre alimentarse mal. Tienes muchas opciones saludables que puedes ir incluyendo.
Para picar:
- Conservas de marisco al natural: berberechos, mejillones, navajas…
- Tapitas de marisco fresco: mejillones al vapor, gambas a la plancha, pulpo con patata…
- Boquerones en vinagre o encurtidos vegetales (pepinillos, cebolletas, aceitunas).
- Guacamole o hummus.
- Ensalada de pimientos o ensalada de tomate y atún.
Para beber:
- Agua, agua con gas con hielo y rodajas de limón.
- Infusiones frías o aguas infusionadas (con fruta, menta, rodajas de limón, pepino).
- Café con hielo.
- Zumo de tomate.
- Cerveza sin alcohol.
- Refrescos sin azúcar.
- Zumos naturales de frutas sin azúcar añadido.
Como ves, sea cual sea tu verano, puedes disfrutar de una buena alimentación de forma sencilla con pequeñas elecciones.
Ahora a recargar las pilas y a ¡disfrutar del verano!