Llegó la hora de desmentir una serie de mitos sobre alimentación y nutrición que a menudo forman parte del imaginario colectivo. A veces son cosas que oímos cuando éramos pequeños o nos dijeron en algún momento de nuestra vida y se nos han quedado grabadas a fuego en el cerebro. La ciencia de la nutrición es relativamente nueva, apenas tiene 50 años, pero gracias a ella ahora podemos demostrar que alimentos que se consideraban perjudiciales en realidad no lo son. Estos mitos y leyendas en muchos casos nos conducen a llevar una dieta poco sana y ponen en riesgo nuestros intentos por seguir una alimentación equilibrada.
- El agua engorda
¡Imposible! El agua no aporta energía y, por tanto, no puede hacernos ganar o perder peso. Sólo las proteínas, hidratos, grasas, fibra y el alcohol pueden aportarnos energía (kcal) y hacernos engordar.
- Comer fruta de postre engorda
¡Falso! La fruta engorda lo mismo independientemente de cuándo la tomemos. Sin embargo, suele tomarse antes de las comidas cuando estamos a dieta por su efecto saciante (así ingeriremos menos cantidad de otros alimentos)
- Saltarse alguna comida adelgaza
¡Negativo! Se recomienda hacer 4 o 5 comidas al día. Lo ideal es que no sean demasiado abundantes para que podamos repartir la energía a lo largo del día. Eso nos ayuda a mantener un peso adecuado.
- El pan engorda
¡Falso! El pan es una alimento básico de nuestra dieta y tiene 277 kcal por cada 100 g. Lo que engorda es la energía engerida de más y no gastada por nuestro organismo.
- El huevo es malo, aumenta el colesterol
¡Mentira! El huevo contiene cantidades importantes de colesterol (217 mg por un huevo de peso medio 64 g), pero los efectos negativos que se le atribuyen no están justificados. Y hoy sabemos que el consumo excesivo de productos ricos en ácidos grasos saturados (procedente principalmente de alimentos de origen animal) eleva más el colesterol que propios productos ricos en colesterol.
- Los productos light adelgazan
¡Falso! Que un producto sea light no quiere decir que “adelgace”, sino que su aporte energético es al menos un 30% menor que el alimento no light. A pesar de tener menos calorías, puede seguir siendo un producto rico en grasas y azúcares y poco recomendable para una dieta.
- Los alimentos integrales adelgazan
¡No! La diferencia que existe entre un alimento y su homólogo integral radica básicamente en el contenido de fibra. La fibra se utiliza en dietas por su efecto saciante, pero su aporte calórico es similar al del producto no integral.
- Las dietas excluyentes adelgazan
¡Falso! Excluir algún nutriente de nuestra dieta es un grave error nutricional, ya que son sustancias que el organismo necesita y no puede sintetizar. Tanto la falta como el exceso de nutrientes pueden afectar de forma importante a nuestra salud.
- Las monodietas funcionan
¡No es cierto! Son dietas en las que se consume un único alimento que generalmente aporta poca energía. Tienen graves efectos carenciales. Las que son a base de algún tipo de fruta o verdura provocan una sensación de hambre agobiante y dan lugar a efectos gastrointestinales indeseados: vientre hinchado, flatulencias, cólicos intestinales, diarreas…
- Las dietas mágicas funcionan
Tienen un efecto rebote, lo que conlleva que una vez que se abandona la dieta mágica nuestro organismo recupera rápidamente los kilos perdidos. Además, al ser dietas hipocalóricas y desequilibradas nuestro organismo reacciona disminuyendo el metabolismo para gastar menos energía. El peso perdido en tan corto espacio de tiempo se debe principalmente a la pérdida de agua (deshidratación) y glucógeno, elementos esenciales para el funcionamiento del organismo y que el cuerpo recupera inmediatamente.