¿Cuál es el origen del tomate?
Aunque la salsa de tomate no aparece como tal hasta el siglo XVII, el ingrediente básico para su elaboración, el fruto de la tomatera, llegó a España, como otros frutos, de la mano de Hernán Cortés, quien la trajo de México. El tomate fue utilizado en primer lugar como planta ornamental y hasta mucho más tarde no se empezó a utilizar como alimento. La producción industrial de tomate tuvo su origen en España, cuando a mediados del siglo XX, se lanza al mercado la primera salsa con ese nombre.
¿Tiene propiedades terapéuticas?
El tomate puede prevenir hasta nueve tipos de cáncer, reducir el colesterol, combatir infecciones, fortalecer el sistema inmune, eliminar el ácido úrico, aplacar el dolor artrítico y reducir el riesgo de infarto. Además de las toxinas que expulsa debido a su efecto diuriético. El tomate apenas contiene grasas. Esta característica, unida a su poder diurético, lo convierte en un aliado de excepción en las dietas de adelgazamiento y de control de peso.
¿Cuántos tipos de tomate hay?
Redondo, pera, cereza o “cherry”, en rama y de Montserrat, entre otros, pero, a grandes rasgos, todas estas variedades comparten las mismas propiedades nutritivas: son una fuente de potasio, fósforo y magnesio -necesarios para la actividad normal de nervios y músculos-, nos aportan importantes cantidades de vitaminas B1, B2, B5, E y, sobre todo, C y A (en concreto, betacaroteno o pro-vitamina A).
¿Es el tomate una verdura?
Aunque el tomate se considera una verdura debido a sus diversos usos culinarios, es de hecho una fruta de la familia de las solanáceas. Es un pariente próximo de la patata, el pimiento y la berenjena. El tomate es uno de los alimentos o ingredientes más populares en Europa, debido en parte a su versatilidad y su facilidad para combinarse bien con queso, huevos, carne y una amplia variedad de hierbas aromáticas.
¿Cómo hacer más duradero el tomate frito?
Cuando utilices una lata o un brik de tomate frito, no debes guardarlo nunca en su envase original, sino en un bote de cristal. Después añade un chorro de aceite de oliva crudo, de forma que cubra toda la superficie. Verás cómo se forma una capa de unos milímetros, gracias a ella, que “protege” el tomate, este se mantendrá en perfectas condiciones.